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  • Foto del escritorJimmy Garcia Camargo

Historia de la Academia Arco (Parte 1)

Gran parte de mi vida, la he dedicado a la docencia, enseñando a jóvenes promesas de la comunicación en universidades de renombre en Colombia. En publicaciones anteriores he tenido la satisfacción de nombrarlas y recordar pequeñas anécdotas que me han traído momentos gratos en mi vida como profesor.



Sin embargo, una institución en particular, tiene una gran historia que merece ser contada en detalle, puesto que además tuve la gran oportunidad de ser dueño de ella: La ACADEMIA ARCO.

ARMANDO OSORIO, un célebre locutor de la época, me llamó para que dictara en su Academia, unos cursos de oratoria a los profesores del SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje). Una vez terminados esos cursos, Armando muy contento por la labor, me pidió que dictara el curso de: Manejo de la voz y Expresión Oral, como profesor de planta en su institución. Yo decidí aceptar el ofrecimiento dado que solo serian dos horas semanales, las cuales prácticamente no interferían con mi cronograma habitual en otras universidades.



Un día, al llegar a clase, Armando se acercó y me dijo:


-Jimmy, te vendo la academia-.


Le pregunté asombrado:


-¿por qué estás vendiendo?-


Él me respondió:


-Lo que pasa es que mis padres viven en Estados Unidos y ellos han conseguido la visa de residente para mi esposa y para mí-.


La explicación por sí sola, daba a entender que Armando no iba a poder seguir manejando la academia por razones de traslado a otro país, así que la oferta de comprarla se quedó rodando en mi cabeza. De alguna manera era una institución que prácticamente, se dedicaba a formar nuevas promesas de la comunicación, lo cual yo venía haciendo en otras universidades de manera satisfactoria, así que decidí, con mi esposa CLARA INÉS y mi cuñado FLAVIO HOYOS estudiar la posibilidad de entrar en el mundo educativo por intermedio de esta institución.


El valor debía ser pagado en dólares, ya que Armando se iba a radicar en Estados Unidos y necesitaba el dinero en la misma moneda, esto aumentaba su precio en pesos por razones de cambio en las divisas, sin embargo llegamos a un acuerdo y acepté el pago en dólares, siempre y cuando se hiciera a plazos; pero con tal mala fortuna, que a los pocos meses, durante el gobierno del presidente BELISARIO BETANCUR, el dólar subió de manera increíble y tuve que pagar casi el doble del precio que habíamos acordado. Sin embargo era un hecho irreversible, el cual tuve que sortear durante un tiempo mientras lograba superar la barrera económica, dándole mucha fuerza educativa a la academia, con cursos de producción de radio, producción de televisión, locución y expresión oral.



En sus inicios, la Academia Arco tenía su sede en la carrera octava con calle cuarenta y siete en Bogotá, sin embargo al ver la necesidad de expandir nuestras instalaciones para ampliar nuestro currículo educativo, decidimos mudarnos a un sitio mucho más grande. Nos trasladamos a la avenida treinta y nueve con carrera quince y comenzamos la labor de readecuar la infraestructura, convirtiendo la institución en un centro completo para la educación en medios de comunicación, tanto en radio como en televisión.



La idea era que nuestros alumnos vivieran la experiencia de trabajar en una emisora de radio, un estudio de grabación profesional e incluso en un set de televisión, para poner en práctica todo lo aprendido teóricamente y darles una imagen más específica de cómo sería su vida laboral en el campo de la comunicación. Incluso se me viene a la mente una frase que les decía a mis alumnos el primer día de clases en la academia: “En las universidades siempre les enseñan el -por qué- aquí en la Academia Arco les enseñamos el -cómo-”.


Mi vida en los medios de comunicación comenzó de esta misma forma, yendo directamente a la fuente, buscando emisoras o agencias de publicidad donde el trabajo hácia parte de la práctica y la teoría se aprendía sobre la marcha, exigiendo al máximo mis capacidades para poder ser parte de los medios y hacerme un lugar destacado en ellos.


En la Academia Arco, la idea era la misma, pero en un ambiente controlado, donde los alumnos aprendieran sobre la marcha y así mismo practicaran sus habilidades como locutores, productores de radio y televisión, expresión oral y una gran variedad de técnicas que les ayudarían a desenvolverse con mayor fluidez, al momento de hacer parte de cualquier medio en Colombia e incluso en el mundo.



La Academia Arco era una institución académica avalada por el Ministerio de Educación y debidamente registrada para su funcionamiento, pero como tal no era una universidad, sin embargo el enfoque que le dimos y el profesionalismo del personal y sus profesores, la posicionaron durante treinta años como la mejor institución académica para el aprendizaje en medios de comunicación del país.


Se preguntarán cómo la Academia Arco, ubicada en una casa grande en un barrio tradicional de Bogotá, era tan reconocida en el país y tenía casi el título de universidad ante todos los medios en Colombia e incluso del gobierno nacional; pues tiene que ver con un hecho curioso que en esa época era de gran importancia para los locutores del momento, y es que toda persona que decidiera transmitir por un medio radial o televisivo y que ponía su voz al servicio de la información, debía tener una licencia de locutor avalada y certificada por el Ministerio de Comunicaciones de Colombia y la única institución que tenía los medios necesarios, el profesionalismo de sus profesores y personal académico para asegurar que los alumnos obtuvieran esa licencia, era la Academia Arco.


Sin Embargo debo destacar la labor de una institución con los mismos propósitos que nosotros, de nombre: Colegio Superior de Telecomunicaciones, fundada en el año 1958 por Pablo Pazos Araujo (ex funcionario del Ministerio de Comunicaciones) quien por razones del destino, supo acerca de la ley que exigía la licencia de locutor a quienes prestaran su voz al servicio de la información en Colombia, dándole así la idea de crear un instituto que certificara a aquellos que quisieran aplicar para obtenerla, por lo que la Academia Arco sería su directa competencia en un ambiente sano y educativo.



Eduardo Pazos, hijo del fundador y presidente del Colegio Superior de Telecomunicaciones, fue una gran persona conmigo. Desde que la Academia Arco pasó a mis manos, él de manera cordial y amistosa estuvo siempre a mi lado, ofreciendo su ayuda para que la academia continuara funcionando, y de lo cual estoy eternamente agradecido.


Recuerdo con mucho cariño cómo comenzó todo para nosotros en la academia, y una de esas grandes satisfacciones fue la visita de: DON PEPE DEL RIO, Director y Locutor del reconocido programa BUENOS DIAS AMERICA en LA VOZ DE AMERICA en los Estados Unidos, con sede en Washington D.C.


Él Personalmente nos pidió que lo recibiéramos en la academia, con la intención de conocer lo que él llamaba un centro de capacitación para periodistas y locutores, especialmente de radio. Esta solicitud nos la hicieron por intermedio de la embajada de los Estados Unidos en Colombia.



Yo tenía curiosidad por saber cómo un personaje de tan reconocida trayectoria, se había enterado de una institución creada en Colombia y que apenas llevaba poco tiempo de funcionamiento; al hacerle esta pregunta, nos manifestó que conoció a dos locutores y un periodista que habían sido entrevistados por él en su programa y que allí contaron que eran egresados de la Academia Arco en Colombia, lo que motivó a Don Pepe a indagar un poco más sobre este tema, dado que le parecía algo muy especial el hecho de que en Sur América, y especialmente en Colombia, existiera un centro de esta naturaleza, y que como él mismo dijo, se dedicara a enseñar las técnicas necesarias para ser todo un profesional de la radio.



Don Pepe al llegar a la academia, se interesó tanto en la temática de lo que dictábamos y los equipos que utilizábamos para sus prácticas, que dedicó gran parte de su visita a integrarse con nuestro alumnado y su proceso de formación, incluso dio charlas sobre la profesión del locutor y de periodista en Estados unidos y posteriormente entregó autógrafos a los alumnos, quienes estaban felices de conocer a un personaje como don Pepe del Rio, dado que muchos de ellos conocían el programa Buenos Días América y a su director.



Una de las grandes ventajas que tenia la Academia Arco, desde que la compré, era la gran cantidad de celebridades y personajes del mundo de la comunicación que pasaron por nuestras aulas, dictando clases, charlas y seminarios, esto motivaba aún más a los alumnos ya inscritos e incluso a los posibles estudiantes que llegarían a nuestras instalaciones a ser egresados de la Academia Arco.




Como yo era miembro activo de la ACL (Asociación Colombiana de Locutores) y además he comentado en publicaciones anteriores mi vinculación con las grandes cadenas de radio y televisión del país, tenía la ventaja de invitarlos a la academia para que hicieran parte de nuestra labor educativa, con el propósito de que los alumnos aprendieran de la fuente más fidedigna y de sus representantes en Colombia. Es el caso de FERNANDO GONZÁLES PACHECO reconocido locutor, actor y director de programas y una gran celebridad para quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo en sus años dorados; quien un día estando en una asamblea de la ACL me preguntó:


-Cómo va tu academia-


Yo le respondí:


-me gustaría responderte esa pregunta invitándote a que vayas a la academia y hagas parte de la labor que estamos desarrollando y así mismo participes de la mística educativa que estamos construyendo-


Él muy complacido, aceptó la invitación. Y poco tiempo después llegó a las instalaciones a dictar una charla muy interesante y amena a los estudiantes de la academia. Después de clase salió muy satisfecho y contento por la labor que estábamos desarrollando y me dio todo su apoyo para que siguiéramos en ese camino educativo.



También es el caso de: JUAN HARVEY CAICEDO un gran locutor de la época y reconocido por su legado en el medio de la comunicación en Colombia, quien además era presidente de la ACL. Para Juan, la idea de que existiera una institución con las características de la academia era asombrosa, hasta el punto de pedirme cada año que le enviara alumnos destacados en el área de la locución y así poder hacer un programa de fin de año en televisión para el Canal 1 a nombre de la ACL.



Cada año quedaba tan satisfecho con la labor de nuestros alumnos en el programa, que me otorgaron el premio JULIAN OSPINA por tener un centro educativo para la formación del locutor en todas sus especialidades, por parte de la ACL, destacando el trabajo educativo que estábamos desarrollando en la Academia Arco.

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