top of page
  • Foto del escritorJimmy Garcia Camargo

La niñez tiene momentos difíciles

No solo por la disciplina del aprendizaje, sino el trato con lo demás compañeros de estudio.

Recuerdo ahora que en mi curso de bachillerato, estaba con nosotros un Mexicano de apellido Chejade: el terror del salón, porque era un buen peleador y casi todos le tenían miedo, incluido yo -aunque no me lo dejaba conocer-. En algún momento tuvimos un conato de pelea y él me dijo:


-¡lo espero después de las onces! frente a mi casa hay un parque, allí lo espero para que nos demos puños solo usted y yo.-


Yo sabía donde vivía porque era cerca a mi casa. Después de tomar onces, cogí la bicicleta y baje a la cita. Allí llegué. Iba con miedo… Al llegar a la puerta de la casa, el mexicano abrió y me dijo:


-¡Vamos al parque!


Lentamente fuimos, yo lo miraba de reojo, él no me decía nada. Al llegar al parque me miró fijamente y me soltó esta frase:


-Usted es guapo y me lo está demostrando, por eso no vamos a pelear, deme esa mano, de ahora en adelante, somos amigos.-


-A los del salón les vamos a decir que nos dimos de puños y que después, hicimos las paces.-


Yo no le iba a llevar la contraria, descansé de lo que posiblemente me esperaba. El parque donde hicimos el acuerdo, era El Parque San Luis, calle 60 con carrera 18, en Bogotá, unas cuadras abajo del colegio Antonio Nariño, que era donde estudiábamos.



La primaria la hice en un Colegio Militar: El POLITECNICO, cuyo Rector era el Padre Lleras, que era más militar que cura, los profesores eran muy enérgicos y usaban un lenguaje que a nosotros nos parecía raro, por ejemplo cuando salíamos a clase de gimnasia el profesor decía:

-bueno muchachos salgan a clase de “CALISTENIA”.


Otro profesor nos decía:


-en mi clase “HAY QUE ESTRUJAR EL CALETRE”


Ninguna de las dos eran palabras conocidas para nosotros, solo con el tiempo aprendí que se trataba de calentamiento y de esforzar el cerebro para sacar el máximo provecho.


Estuve un año en el colegio SANTO TOMAS DE AQUINO, de los Padres Dominicos, pero la verdad no me sentí bien. En algún momento, hablando con un padre, le dije:


-padre cómo es eso de la Santísima Trinidad.


Y él como siempre me contesto:


-muchacho, eso es muy fácil y usted debe saberlo, son tres personas distintas y un solo Dios verdadero.


Y yo le acote: -es lo mismo que la bandera de Colombia, tres colores distintos y una sola bandera.


El padre se puso furioso y en tono fuerte y con el seño fruncido me dejó hablando solo. De ahí en adelante me “LA MONTÓ”, como se dice vulgarmente.



Donde mejor estuve fue en el COLEGIO ANTONIO NARIÑO, un colegio de Laicos (hoy un colegio católico) las propietarias eran las mismas dueñas del Castillo Marroquín, al norte de Bogotá, en el sitio donde está ubicado EL PUENTE DEL COMUN.





Una era la secretaria general, Cecilia, y la otra de nombre Teresa nos dictaba francés, por cierto aprendimos bastante este idioma por lo agradable de la clase y el método empleado. Tuve un profesor que no olvido por su porte, señorío y pulcritud el profesor Núñez, que nos dictaba URBANIDAD, recuerdo nos aseguraba que uno podía aguantar y sacar el pañuelo antes de estornudar, lo ensayé varias veces, y he hecho el intento, pero en muchos casos me gana el estornudo.


La clase de urbanidad, que dicho sea de paso, desapareció del programa académico, era muy interesante y necesaria para el comportamiento social, creo que nos ha servido a muchos.

Además, el profesor Núñez, dirigía el coro del colegio, del cual formé parte y recuerdo con cariño, tanto es así, que no olvido las primeras notas del himno del colegio: “COMO ADALID DE MUY NOBLES IDEALES DE MENTE ILUSTRE Y CORAZÓN GENTIL…”


Aprendí que cuando las cosas se saben pedir todo el mundo da una respuesta positiva.

El director de nuestro grupo, era el “Profe Peña”, un muchacho joven, estudiante de Derecho; al comenzar el año nos dijo:


-Muchachos ustedes saben que yo estudio Derecho y mis clases en su mayoría son entre ocho y nueve de la mañana, por lo tanto en ese tiempo no puedo estar con ustedes, les pido el favor de tener un comportamiento ejemplar, para que nadie se dé cuenta que su director no está en ese momento.


Esa solicitud, la forma como la hizo y la clase de persona, lograron que estuviéramos siempre haciendo tareas o leyendo, pero quien pasaba cerca al salón, perfectamente creía que estábamos en clase. Nuestro querido “Profe Peña”, llegó a ser notario en Bogotá.


 

Algo que no olvido es que tenía un amigo que vivía en una casa pegada a la mía. Éramos tan inseparables que para podernos hablar, después de llegar del colegio, hicimos un hueco en el ladrillo de la pared que separaba los solares de las casas, y en esta forma nos poníamos de acuerdo sobre lo que íbamos a hacer al otro día. Ese era nuestro celular de entonces. Su nombre: GERMÁN GAVIRIA VELEZ. Nuestra amistad fue maravillosa, por varios años, cuando por fuerza del destino nos fuimos separando y cada cual cogió su camino casi no nos volvimos a ver, pero nunca nos olvidamos, y un día me llamó por teléfono (ahí sí por celular) y volvimos a reanudar nuestra amistad, ya siendo dos personas adultas, o como algunos nos califican, de: “VIEJITOS” Ahora, si tenemos TIEMPO y TEMA para disfrutar de los recuerdos, porque además somos de la misma edad.

106 visualizaciones1 comentario

Entradas recientes

Ver todo

1 Kommentar


Jaime Fernando Martinez Ayarza
Jaime Fernando Martinez Ayarza
20. Juli 2020

Estoy disfrutando totalmente de esta Excelente Historia de Vida. Don Jimmy Garcia Camargo ha tenido la gentileza de acogerme como uno de sus amigos, y en los ultimos 25 años, me ha deleitado con sus historias, anecdotas y vivencias- Que gran literato se esconde detrás del personaje que más sabe de nuestra Historia de las Ondas Herzianas La Radio en Colombia.

Gefällt mir
bottom of page