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  • Foto del escritorJimmy Garcia Camargo

Mi encuentro con la Radio

Fue pasando unas vacaciones en Pasto y el calor de un tinto en el “CAFÉ AGUALONGO”, en compañía de mi hermano Álvaro.


Alvaro era ya un personaje conocido, se saludó con un señor que estaba a unas pocas mesas de nosotros, me llamó la atención y le pregunté que quién era ese señor.


Me dijo:


- este señor es El Doctor Néstor Rojas, un abogado que tiene un noticiero en la emisora RADIO NARIÑO.



Le dije: - ¿sabes? yo siempre he querido conocer una emisora por dentro, si tú eres amigo de él, por qué no me lo presentas, de pronto me invita a conocer la emisora.


Nos paramos para acercarnos a la mesa de este personaje. Él, muy gen


til, nos pide que nos sentemos a su mesa y dirigiéndose a mí me preguntó:


- y tú muchacho ¿de dónde vienes?

A lo que respondí: -estoy pasando unas vacaciones, vengo de Bogotá, estoy en casa de mi hermano, y me comentó que usted tiene una emisora,


-¡no! -dijo el señor


-yo no soy dueño de la emisora, yo tengo un Radio Periódico: “COLOMBIA MERIDIONAL”, va de siete a ocho de la noche de lunes a viernes.


En ese mismo momento mi hermano le contó a su amigo que yo quería conocer una emisora a lo que el amigo le dijo:


-¡Claro! cuando quiera puede ir a esa hora -y agregó- es más, si puede esta misma noche, lo espero.

Yo miré a mi hermano y él dijo:


-bueno, si se puede, esta noche estaremos allá. Yo sé dónde queda la emisora. Coincidencialmente, ese día era mi cumpleaños.


El sueño de mi vida se hizo realidad: conocer una emisora. ¡Podía ir por las noches y quedarme durante todo el noticiero! Una noche me dijo que si quería pasar al micrófono para que le leyera la lista de cartas que tienen en la oficina de correos de Nariño. Con mucho SUSTO pasé y las leí, claro, con alguna dificultad, porque los nombres de las personas a quienes iban dirigidas las cartas como Erazo, Rassa, Romo, Rosero y de los pueblos eran difíciles para mí, por estar en dialectos que yo no tenía ni idea como se pronunciaban: Chachagüi, Yacuanquer Sapuyes, Pupiales taminango, Sandoná, Buesaco, etc. Le comenté el susto que tenia al Doctor y el me dijo:


-tranquilo eso es entendible, pero me gustó tu voz. Como estás viniendo con regularidad ya te daré una oportunidad, tranquilo.


Seguí yendo… y una noche me pidió, el director del noticiero, que le leyera unos comerciales y esto lo hice una o dos veces más, pero una noche al terminar, entró a la cabina un señor y me preguntó:


-¿usted es el locutor nuevo, que he venido escuchando?


-sí señor. dije yo


-¿Tiene licencia del Ministerio de Comunicaciones?


En ese momento se me vino el mundo encima, pero pensé que no podía poner al Director del Noticiero en un problema y opte por decir que sí, pero que como yo estaba en vacaciones la “había dejado” en Bogotá, a lo que el señor me dijo:


-mire yo soy el Director de la Emisora y necesito un locutor para las tardes de dos a cinco, ¿se le mide?

A lo que le respondí: -como yo estoy alojado en casa de mi hermano, tengo que consultar.


-¡Perfecto! - me dijo- Consulte y el lunes me da la respuesta.


Me fui a la casa temeroso por haber dicho esa mentira y cuando le conté a mi hermano se puso histérico, me regañó, no solo por mentirle al Director de la Emisora, sino por poner al Doctor Néstor Rojas (Director del Noticiero) en problemas. Como era lógico, lo llamó enseguida pero cuando le estaba contando todo, oí que el doctor Néstor Rojas le pidió que nos fuéramos para su casa y viéramos con calma el incidente.


Ya en la casa del doctor Néstor Rojas, éste me escuchó y con gran calma dijo:


-tranquilo, me parece muy bien que le haya dicho al Director de la Emisora que tiene licencia, porque yo se la puedo conseguir, soy muy amigo del Ministro de Comunicaciones, es el Doctor Carlos Albornoz, además es mi copartidario, mañana lo llamo y le cuento la historia y la necesidad que usted tiene de obtener su licencia de locutor-


dirigiéndose a mi hermano, le dijo: -tranquilo Doctor García, que afortunadamente para este muchacho, estoy casi seguro, que le otorgan la licencia.


No pasó mucho tiempo después de esa charla y el Doctor Rojas me dijo:


-hablé con mi amigo, y me dio una lista de lo que le debo mandar, desde Partida de bautizo, los certificados de estudios y si tiene alguna práctica, esto último puede ser lo que ya ha hecho en el noticiero y en la Emisora de Pasto.


Como los papeles necesariamente estaban en Bogotá, me los consiguió mi mamá y con mucha prontitud me los envió, también solicitaba una grabación, en acetato, de mi voz leyendo noticias, haciendo comerciales y animando un programa musical.

Afortunadamente, logré recolectar todo lo exigido por el Ministerio.


Entre tanto, ya estaba haciendo locución en los programas de la tarde de dos a cinco. Las primeras dos horas eran un programa de complacencias musicales y la última hora, hacía el programa: “Romancero con las voces del Bolero”. Lo que sí tuve que sortear fue la envidia de mis colegas, ya que en poco tiempo tenían, mis programas, muy buena sintonía y mi voz gustaba en las cuñas publicitarias y en las promociones de la emisora.


Más o menos dos meses después de enviados los papeles, recibí mi licencia, era un papel sellado con la reseña de los Decretos y Normas establecidas para poder otorgar una Licencia.


En aquellos años se daban tres categorías: de primera y noticias, con la cual se permitía hacer locución en emisoras de primera categoría, leer y dar noticias. Las otras dos licencias se daban para locutores de emisoras musicales, con base en la categoría de estas emisoras.


La mía fue de primera y noticias. Con ese respaldo de una Licencia otorgada por el Ministerio de Comunicaciones, me sentí más seguro y me desempeñé en todos los programas radiales. Y así… empezó mi vida en la Radio, tanto en la producción, grabación, redacción de libretos, de textos publicitarios como en la grabación de “cuñas” promocionales, y comerciales.


Ya me había convertido en locutor profesional.


Otro gran encuentro con mi destino.



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