Recuerdo que desde que era niño, siempre me gustó ser profesor. La primera manifestación de satisfacción por la enseñanza, se presentó en Fusagasugá. Me vinculé a un colegio infantil en mis ratos libres, en donde me encargaba de las clases de gimnasia.
Por supuesto era un profesor empírico, pero con deseo de lograr los mejores resultados en beneficio de mis alumnos; Además, ser un principiante me convertía en un profesor elemental como ellos, lo que probablemente era una ventaja para enseñar a niños pequeños.
Tiempo después, cuando regresé a Bogotá, me reuní con un grupo de amigos que estaban haciendo teatro en casa de uno de ellos. Al conocer el hecho de que se iban a presentar en un teatro con muy mala acústica, pensé que podría ser necesario enseñarles el manejo de la voz, usando técnicas vocales para aumentar el volumen de la misma y así lograr que los actores fueran escuchados a lo largo y ancho del salón. Como yo venía de trabajar en radio, sentía que tenia la habilidad para explicarles el proceso y por tanto fui bien recibido por mis amigos para desempeñar tal labor.
Estas pequeñas pero satisfactorias oportunidades, fueron el principio de una vida como docente, la cual se convertiría más adelante, en toda una carrera pedagógica hasta el día de hoy.
Ser profesional es alguien que trabaja en un área laboral específica y especializada, por lo tanto, la propia experiencia tiene la habilidad de ser transmitida a otros, con la seguridad de que toda la información es verídica y ha sido puesta en práctica por el propio profesor. Es así como me vinculé a LA UNIVERSIDA NACIONAL, dictando la cátedra de: Publicidad y Manejo de los Medios de Comunicación Audiovisual en Radio y la Televisión; en la Facultad de DISEÑO GRAFICO.
Para lograr un cargo en una entidad del estado como la Universidad Nacional, se requiere un respaldo académico, el cual ya tenía por haber cursado satisfactoriamente mis estudios en México y que por ende respaldaba con sus correspondientes certificados y diplomas.
Durante doce años, entregué mis conocimientos con toda la sencillez que me caracteriza, la cual adquirí por mi pasión a la profesión y experiencia. Sencillez que hasta el día de hoy, me ha dejado grandes amigos con los cuales incluso tuve la oportunidad de intercambiar ideas, que más adelante se convirtieron en proyectos que pusimos en práctica en la vida laboral.
Por mi clase pasaron muchos alumnos que después demostraron sus habilidades trabajando en AGENCIAS DE PUBICIDAD o manejando directamente la publicidad de clientes de alguna significación en el ámbito comercial. Pero recuerdo con cariño a uno de ellos, que desde que lo conocí, me di cuenta de su seriedad e inteligencia, además de ser un magnífico diseñador gráfico. Este alumno se llama ANDRES GONZÁLEZ, a quien después de terminar sus estudios, le comenté una idea publicitaria que yo tenía en mente, puesto que sobresalía por sus habilidades y personalidad. La idea consistía en colocar una pequeña pantalla tipo televisión, en los ascensores de los edificios, con un mensaje publicitario que aparecía de manera intermitente, descubriendo la imagen comercial a color y así llamar la atención de los usuarios del ascensor. Por ello el nombre que le puse al sistema fue: PROASCENSO.
Tuvimos en principio una buena acogida por parte de los anunciadores, tales como: Bavaria, Caja Agraria, etc. Y además por algunos clientes que tenían sus oficinas en el edificio donde estaban instaladas nuestras pantallas. Pero como todo en la vida, no se vive de las ideas, si no de la puesta en práctica de las mismas, no era fácil encontrar compañías interesadas para fabricar las pantallas, sin embargo logramos que la empresa “ALFA Y COMENTAL” se encargara de la fabricación del diseño completo, pero a costos demasiado altos, ya que como al principio ordenamos una mínima cantidad, no les era negocio reducir el costo en la manufactura y por tanto el producto no se hacía muy viable.
Aún con un obstáculo tan grande desde el principio, existía uno de mayor dificultad, y era conseguir el permiso para instalar las pantallas en los ascensores y pagar un arrendamiento por el sitio de instalación. Incluso no nos permitían acceder a la corriente eléctrica del distribuidor del ascensor y mucho menos poner micro tornillos sobre las paredes, lo que nos obligó a cambiar el diseño por CHUPAS, que lograban sostener el pequeño televisor. En fin, todo fue un duro trabajo que no daba ningún resultado económico; todo se iba en gastos y no quedaba siquiera una pequeña ganancia.
Pero lo que si dejan este tipo de experiencias en algunas ocasiones, son buenos amigos como Andrés, con el cual teníamos la oportunidad de intercambiar ideas de publicidad, mercadeo y todo lo relacionado con el mundo de la publicidad.
Don MARIO GARCIA PEÑA, el dueño del la agencia de publicidad PROPAGANDA EPOCA de la cual yo hacía parte en ese momento, me llamó a mi oficina y me preguntó:
-¿Qué fue lo que usted estudio?-
Le expliqué que mis estudios fueron sobre las ciencias de la Información tanto en radio como en televisión y además estudios en Publicidad.
Don Mario me responde:
-eso fue lo que dijo Helmuth- (Helmuth Will era otro de los dueños de la agencia Propaganda Época).
Don Mario añade:
-Mire Jimmy, me llamó el Doctor JAIME POSADA, preguntándome si yo sabía de alguna persona que quiera dictar clases en su universidad (Universidad de América), la materia de Medios de Comunicación en la facultad de comunicación social. Yo lo recomendé a usted. Por qué no va y habla con él y después me cuenta qué le dijo-.
Al siguiente día fui a ver al Doctor Posada con el cual, después de una muy pequeña conversación, llegamos al acuerdo que me encargaría de la cátedra de medios de comunicación.
Durante el tiempo que estuve como profesor en la Universidad de América me sentí muy a gusto; no solo dictando la materia, sino por la amistad con los directivos y docentes de esta Institución.
De vez en cuando me reúno con algunos alumnos de aquella época. Uno de ellos es PEPE FORERO, quien tuvo su propia agencia de publicidad de mucho éxito en el medio. Manejó la publicidad de clientes y empresas muy importantes tanto nacionales como internacionales, sus grandes escuelas fueron la Universidad de América y la Agencia de publicidad McCann Erickson, gracias a ellas ocupó cargos de publicidad en los más altos rangos, como presidente de UCEP (Unión Colombiana de Empresas Publicitarias) y Presidente del Congreso de Publicidad, lo que le permitió más adelante, vender muy bien su agencia y gozar hasta el día de hoy, de un merecido retiro; dejando su profesión mas de hobby que de compromiso económico.
Otro alumno muy querido es HÉCTOR TÉLLEZ LUNA un gran amigo, quien fue jefe de publicidad del Banco Central Hipotecario, profesor universitario en los cursos especiales de comunicación y relaciones públicas de la Universidad Javeriana e igualmente profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Recuerdo una anécdota interesante con Héctor: Él, estando en la Universidad Javeriana, dio su punto de vista sobre el bajo nivel de un profesor en la facultad de comunicaciones; cuando las directivas le preguntaron si tenia algún candidato para reemplazar a este profesor, Héctor se acordó de mí, diciendo:
-Tengo un candidato que además fue mi profesor, hoy es un alto ejecutivo en los mejores medios de comunicación de nuestro país y está dictando clases en otras universidades, sin consultarle, me atrevo a proponerlo como candidato si ustedes me autorizan a hacerlo-.
Héctor sin haber mencionado mi nombre ante las directivas de la Universidad, me llamó y me pidió que lo recibiera en mi oficina; en esa época yo ya estaba trabajando en Todelar. Al llegar me contó sobre la postulación como profesor de la Universidad Javeriana, pidiéndome disculpas por haberlo hecho sin mi autorización y si yo aceptaba que él me postulara como profesor.
Al oír sus palabras y asombrado por el caso le dije:
-Héctor, la Universidad Javeriana es para mí, una institución que respeto y admiro mucho, ser profesor de ella es un orgullo y una satisfacción; si te atreviste a postularme, es porque consideras que soy la persona idónea para el cargo y que por ende, mi destino se encargó de atraerlo hacia mí. Por lo tanto no puedo negarme, si es una realidad, bendita sea-.
Acepté con gusto la docencia en la Universidad Javeriana durante doce años y fui parte fundamental en proyectos que tuvieran que ver con comunicación social. El que más me hace sentir orgulloso es el proyecto de la emisora Javeriana, del cual fui cofundador.
Un día estando en la universidad y conversando con el doctor GIL TOBAR, decano de comunicación social, se me ocurrió decirle:
-Doctor, ¿por qué teniendo las palancas y vinculaciones para conseguir una frecuencia de radio, no la han solicitado para La Javeriana?-
A lo que me respondió:
-profesor, sabe que me parece interesante la idea, porque no me presenta un proyecto y lo estudiamos.-
Con su respuesta, me puse manos a la obra y más que un proyecto, le presenté un informe de lo que tenía que tener en cuenta para solicitar una frecuencia radial al Ministerio de Comunicaciones.
Sin embargo, pasó más de un año después de haberle pasado el informe y nunca hablamos del tema. Pero un día, al estar saliendo de clase, el doctor Gil Tobar me estaba esperando a las afueras del salón; se acercó y me dijo que el Padre Rector de la universidad había llegado del Vaticano y venía deseoso de que la Universidad Javeriana tuviera una emisora en Bogotá, en consecuencia me solicitó un proyecto.
Le dije:
-hace un año le pasé por escrito un informe; debe tenerlo usted.-
El me responde:
-Tal vez algo recuerdo, pero se me debió traspapelar-.
Para que no pasara desapercibido el tema, volví a pasarle el informe y como ya era una idea de la Rectoría de la Universidad, al proyecto se le dio marcha y posteriormente se hizo realidad, nombrando como director de la emisora, al profesor sobre principios básicos de la comunicación: LUIS EDUARDO NATES.
Con base en mi informe, logré el objetivo para la Universidad Javeriana ante el Ministerio de Comunicaciones, de otorgarle la frecuencia 91.9 FM en Bogotá. Luego nombramos un comité, para estudiar y manejar la programación de la emisora, su identificación y algunas promociones de los programas de la emisora como tal. Incluso más adelante hice parte de algunos de estos como locutor y realizador.
Otra universidad en la que tuve la satisfacción de ser profesor desde casi sus comienzos fue la Universidad de la Sabana, en esa época sus instalaciones se encontraban en un barrio residencial del norte de Bogotá, donde tenían varias casas en su entorno, como centros de estudio, luego, estas casas se convirtieron en aulas para el desarrollo de las materias de comunicación social. Allí tuve la oportunidad de vivir la mística y el emprendimiento para hacer grandes cosas.
Este centro de educación superior fue fundado y dirigido por el doctor Octavio Arizmendi Posada, a quien veía constantemente caminando por todas las aulas de clase, mientras presenciaba el desarrollo en los diferentes frentes de la educación. Infortunadamente, tuve que retirarme de la institución cuando decidieron mudarse fuera de Bogotá, dado que la universidad creció de manera exitosa y fue necesario llevar las instalaciones para la sabana, más exactamente cerca a la población de chía; yo trabajaba como gerente de radio en Bogotá, por eso no podía darme el lujo de viajar hasta ese sitio, todos los días.
La Universidad de la Sabana, siempre se ha caracterizado por su alto nivel educativo y además se esmeraba en tenerlo, invitando a conferencistas o a sus propios profesores, a hacer encuentros para analizar el desarrollo de los programas de comunicación e investigación sobre la manera como se adelantaban los temas de cada materia. Estas reuniones con los profesores y directivas de la universidad, se llevaban a cabo en unas magnificas instalaciones fuera de Bogotá, en la vía Silvania- Fusagasugá. Como gerente de Todelar y otros medios radiales, buscaba oportunidades para que mis alumnos pudieran ser parte activa del mundo de la radio e irse familiarizando con el medio, y así aprender en la práctica su desarrollo comunicativo.
También tuve la oportunidad de dictar en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en donde practicante impartía clases en los horarios nocturnos, en diferentes instalaciones, ya que como otras universidades, esta también fue creciendo en sitos más adecuados para la educación.
Con esta universidad, aprendí a diferenciar a los alumnos que estudiaban en la noche con relación a los que estudiaban en el día. En la jornada diurna los alumnos suelen ser personas que solo se dedican a sus estudios, por lo tanto se distraen con facilidad y adquieren menos responsabilidades que los obliguen a mantener el interés por superar satisfactoriamente, las materias establecidas para su carrera.
Por el contrario, los alumnos de la jornada nocturna, son personas que se obligan a sacar el mayor provecho de su tiempo, porque casi siempre los costos de su educación son financiados por ellos mismos, dado que están estudiando una carrera que seguramente deberá asumir los costos universitarios y que eventualmente será su futuro a corto plazo.
En conclusión, ser profesor fue una experiencia muy interesante y grata para mí, pero como todo en la vida, estos caminos se terminan cuando confluyen las necesidades propias del cuerpo y del espíritu y muchas veces de otros factores que así lo determinen.
Así como fui hombre de publicidad, de Radio y de Televisión, lo fui de la docencia también y de todas, tengo los mejores recuerdos.
Me sorprende tu licidez y tu manera de relatar hechos, eventos y momentos, Es un placer leerte. Ojala quede mucho mas por decir ya que todo es muy interesante y nuevo para mi....muuuchos de los detalles.
Te quiero muco....Excelente trabajo....