Los medios de comunicación han sido mi pasión desde que tengo uso de razón. La radio fue el medio en el que más tuve incidencia durante toda mi carrera como comunicador social y periodista, pero la televisión tocó a mi puerta en algún momento de mi vida y disfruté cada instante de ella.
Recuerdo que cuando estuve en el Departamento de Radio y Televisión de Propaganda EPOCA, necesariamente tenía que manejar los dos principales medios de comunicación, dirigiendo programas en ambos medios.
En los año sesenta más o menos, en Colombia solo existía un canal nacional de televisión, el cual manejaba todo tipo de programas, incluyendo los noticieros. Al principio la agencia que se encargaba de uno de ellos era: PUBLICIDAD TORO, pero el cliente decidió cambiar su agencia por Propaganda EPOCA, y a mi como director del Departamento de Radio y TV de esta agencia, me dieron la responsabilidad de dirigir la producción de este noticiero: EL MUNDO AL VUELO, el cual era patrocinado por AVIANCA.
Mucho tiempo después, un buen amigo mío: el periodista HÉCTOR MORA, le dio de nuevo vida al nombre EL MUNDO AL VUELO, pero esta vez lo convirtió en un documental sobre viajes por el mundo, programa que tuvo una gran sintonía en Colombia.
Para nosotros como agencia de publicidad, manejar un noticiero era algo novedoso, sin embargo asumimos la responsabilidad con todo el profesionalismo que nos caracterizaba y por tanto, logramos grandes resultados durante el tiempo que tuvimos el noticiero en nuestras manos.
El presentador principal era: JULIO EDUARDO PINZON, un magnífico lector de noticias, a quien en ocasiones cuando se enfermaba, debía reemplazarlo yo, dado que no existía un presentador alterno que cumpliera con esa labor.
El director de noticias era: ALFONSO CASTELLANOS, quien se responsabilizaba de dar el enfoque noticioso, identificar los principales hechos y dar prioridad a la información más relevante. Por supuesto él, como magnifico periodista, tenía la suficiente experiencia para estar al frente de este cargo.
También en Propaganda EPOCA en el departamento de televisión, programábamos en el espacio semanal, de la franja infantil, una serie que se llamó: EL INVESTIGADOR SUBMARINO el cual patrocinaba MILO, como la publicidad de este patrocinador la hacíamos en vivo, surgieron dos anécdotas interesantes que vale la pena contar.
Montamos en el estudio de televisión, una pirámide hecha con tarros de MILO (todos redondos), para ambientar el set mientras hacíamos el comercial en vivo, y en ese preciso momento la persona que manejaba el boom (micrófono movible), sin darse cuenta, empujo con la caña que sostenía el micrófono, los tarros de MILO; como la cámara de televisión estaba al aire y mostraba claramente el suceso, el productor al ver que uno de los tarros de MILO estaba rodando por el piso del set, ordenó enfocar la cámara hacia el tarro, justo en el momento en el que yo estaba haciendo la locución de las cuñas de MILO, en el momento en el que vi en el monitor el tarro rodando, se me ocurrió decir: - ahí va MILO a su casa -.
La otra anécdota, tiene que ver con los niños que formaban parte del comercial de MILO; ellos tenían que tomar la bebida con cara de satisfacción y con gusto, pero quienes conocen como se prepara el MILO saben que cuando el MILO está frio, se hacen “grumos”, y por ende los niños no estaban muy satisfechos con lo que tomaban, ya que se hace un poco difícil de pasar y por lo tanto de degustar, así que decidimos alentarlos, diciéndoles que la bebida estaba deliciosa y que debían poner cara de satisfacción al momento de tomar el sorbo; la idea era mostrar cómo quedaban satisfechos y felices cuando tomaban MILO.
Aparecer en televisión es una de las situaciones más tensionantes para cualquier ser humano, yo viví en carne propia el nerviosismo que se siente, antes de salir al aire.
En un programa que se llamó: NOCHES DE GALA yo era maestro de ceremonias en compañía de GLORIA VALENCIA DE CASTAÑO, y lo patrocinaba SEGUROS ALBINGIA. Este programa era bastante exigente, tanto en la parte musical como en la presencia de los presentadores, ya que debíamos estar en atuendo de gala.
llegué a los estudios de televisión media hora antes de iniciar el programa, estaba muy nervioso y ansioso, incluso comencé a repasar el libreto, mientras esperaba a Gloria; quien de seguro con su gran experiencia como presentadora podría ayudar a tranquilizarme.
cuando llegó ella le dije:
-estoy muy nervioso-.
Ella me contestó:
-yo también-.
Con su respuesta, podía deducir que definitivamente aparecer en televisión es una responsabilidad enorme que pone nervioso a cualquier persona, incluso a los más experimentados en el campo.
Recuerdo otra anécdota bastante peculiar con relación a las transmisiones por televisión. Estando en otra de las muchas vueltas a Colombia que tuve la oportunidad de transmitir, Propaganda EPOCA estaba pasando por televisión, la última etapa de la vuelta a Colombia, mientras los ciclistas pasaban por la Avenida de las Palmas (en la calle 57 de Bogotá), sitio que colinda con el estadio EL CAMPIN, precisamente donde terminaría la etapa ciclística. Yo cubría esa última parte desde la tribuna oriental del estadio, porque la vista daba exactamente a la avenida. Como la llegada de los corredores al CAMPIN, era bastante demorada, debíamos improvisar hablando sobre el clima y sobre datos importantes acerca de los corredores que estaban en competencia.
Sin embargo, como estábamos en un estadio de futbol, era de esperarse que en la cancha se llevara a cabo algún partido preliminar y como los ciclistas demoraban en llegar al punto final, el productor del programa me dijo por el interno:
-Jimmy, narre un poquito el partido-.
En ese momento pensé que el director quería ganar un poco de tiempo al ponerme a mí a narrar el partido mientras llegaban los ciclistas al estadio, pero para mí fue un dilema porque yo no conocía a los jugadores, de hecho no estábamos ahí para narrar un partido, de todas maneras preferí improvisar y solo atiné a narrar de esta manera:
-la lleva el número 9, se la pasa al 11 y lo intercepta el número 3 de la defensa contraria-.
Para mi fortuna y poco después llegaron a la avenida las Palmas de Bogotá, los carros acompañantes y los primeros ciclistas, dándome la tranquilidad de volver a nuestra transmisión principal que era la vuelta a Colombia y dejando de lado un partido de futbol, el cual no estaba en nuestros planes tener que transmitir.
Estando como gerente de Producción en CENPRO TELEVISION, una de mis labores era escoger y comprar series y películas de televisión extranjeras, para luego ser transmitidas en Colombia. Una de las películas que habíamos traído, se llamaba: PÁNICO, un film de acción y suspenso, que se pasaba los sábados a las diez y media de la noche.
Como cada serie o película tenía una presentación preliminar, usábamos el eslogan: LA PELICULA CON SUSPENSO, EMOCION Y CONTENIDO.
Este tipo de presentaciones preliminares solían tener títulos que llamaran la atención de la audiencia, por lo que teníamos que viajar con el Gerente de CENPRO TELEVISION, DON ROBERTO GIL DEMARES, a Estados Unidos para hacer la presentación ANIMADA. Esta técnica se utilizaba mucho para todas las presentaciones de la programadora, por lo que valía la pena el esfuerzo. Eran experiencias maravillosas, porque aprendí cómo se realizaba la técnica de animación en dos dimensiones para televisión. Dicho sea de paso, en esa época apenas estaba comenzando el método de animación por computador, por lo que la experiencia era un mundo nuevo para mí. Incluso fui testigo de cómo los técnicos trabajaban en la animación, mientras el resto de animadores estaban en huelga, haciendo arengas y llevando pancartas.
También era muy interesante vivir la experiencia, al comprar películas y series en Estados Unidos. Recuerdo cómo los productores de cine y series de televisión, realizaban ferias de promoción y venta en Nueva York, con todos los preparativos y amenidades, representando a cada una de las productoras; eventos que además incluían magnificas atenciones a los compradores de este material.
A propósito de estos eventos y de la compra de series de televisión, recuerdo que a un comprador colombiano, de una programadora cuyo nombre no recuerdo exactamente, y a quien el presupuesto se le estaba agotando, le sugirieron viajar a México donde podía encontrar series o películas mucho más baratas que en Estados Unidos.
Al parecer, cuando llegó a México, le ofrecían varias opciones de entretenimiento, incluida la posibilidad de comprar la serie: EL CHAPULIN COLORADO, por alguna razón alguien le comentó que ese tipo de humor no pegaba en Colombia, pero él en su afán de comprar algo para su programadora, decidió llevarlo, sin siquiera imaginar el éxito que tendría esta serie con el pasar de los años y la sintonía que le daría a su programadora.
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